Adopciones
en adopción Roxy

Roxy es una preciosa gatica blanca de ojos azules, que fue abandonada en la calle el verano pasado, cobijándose en el patio de una vivienda vacía para tener allí a sus dos hijitas.
Mucha gente viene a vivir una temporada en zonas de playa, y cuando se marchan, o regresan a su país, abandonan a sus mascotas. Es un dolor.
Al igual que su dos hijitas, Roxy es una gata súper cariñosa, que se agarra y ronronea, que pide con sus ojitos que no la dejen de nuevo a la intemperie, que la mimen y abracen.
Las sacamos a las tres de la calle para poder castrarlas y vacunarlas.
Nos sorprendió ver lo amorosas que son y cuanto se quieren entre ellas.
Desgraciadamente, en el caso de la mamá y una de sus hijas, el test dio positivo a Inmunodeficiencia.
Su acogida ya no quiso tenerlas en su casa.
Roxy y su hija ahora tendrán que vivir en un jaulón, mientras sigamos buscándole un nuevo hogar. No tenemos acogida para ellas, pero tampoco podemos devolverlas a la calle ni separarlas. Son unos ángeles de amor.
Que sean positivas a inmunodeficiencia no impide que puedan vivir en un hogar felices las dos, tanto si están solas como si hay otros gatos, pues una vez castradas, y siendo unas gatas tan buenas, es imposible que puedan contagiar a otros gatos.
El miedo a meter en nuestras vidas un gato positivo a inmunodeficiencia es totalmente infundado. Si viven en buenas condiciones, protegidas, alejadas de la intemperie de la calle, podrán vivir muchísimos años sin tener nunca ningún tipo de problema de salud.
Pero devolverlas a la calle, es condenarlas a una muerte más tempranera. Cualquier gato sano que viva a la intemperie, en la calle, tarde o temprano termina enfermando. Pero un gato con inmunodeficiencia está sentenciado desde el principio.
en adopción Darek

en adopción Yuri

en adopción Luna

en adopción Anya

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